20 años

Geeks, hoy es mi cumpleaños... y cumplo veinte. A pesar de ello me siento igual que cuando cumplí 10 años y me di cuenta que por primera vez iba a escribir mi edad con dos dígitos. ¡Ya tenía una edad de dos dígitos! En su momento fue todo un drama de 'ya soy niña grande' y ahora pasa algo así pero sin el drama... ¡Ya tengo dos décadas! Me encanta, me hace muy feliz y me divierte montones tanto o más de lo que me he divertido en todos estos años. Llevo diez años escribiendo una edad de dos dígitos y lo haré el resto de mi vida. Quizás es tonto pensar ello o siquiera estar consiente de ello pero me vale. De nuevo, llevo diez años escribiendo dos dígitos de edad, así que sé de lo que hablo.

Un día cualquiera mientras estaba en la universidad, una amiga y yo hablábamos de que seguíamos esperando que llegara aquella madurez de la que tanto nos hablaban los adultos. Esa seriedad y porte de 'soy emocionalmente estable' que creíamos que todo mayor de 18 años tenía. Y es que, a estas cortas alturas del partido, sigo riéndome con los chistes improvisados y tontos, con las situaciones cotidianas absurdas y con las ironías del día a día. Prefiero deslizarme por el pasamanos a bajar las escaleras, sigo recordando canciones aleatorias durante una conversación y en los días tristes sigo buscando helado de chocolate y ver mi película favorita: Mamma Mia!

Para mi los cumpleaños son como el verdadero año nuevo; es el día exacto en que para mí, individualmente, inicia un nuevo año. Y como tal, me gusta hacer un recuento de todo lo ocurrido y de todo lo que espero del próximo año. Me gusta agradecer por todas las personas de mi vida, tanto las que se han ido como las que siguen presentes. Agradecer por todo lo vivido en el año y por cada experiencia que en su momento me hizo reír o llorar y ahora su recuerdo me hace más fuerte y me ha convertido en quien ahora soy y en cómo inicio un año más.

Creo que tanto las personas como los momentos llegan y suceden en los momentos perfectos. Nunca se es demasiado maduro o inmaduro para ninguna de ellas, siempre eres tal y como debes ser en el momento exacto, por eso suceden en presente y no en futuro.

Ahora me parece absurdo tener miedo de ser quien soy, de vestir y verme como quiero y de hablar en voz alta de sentimientos. Todo eso es más normal de lo que creía y pasé mucho tiempo dándole vueltas a algo muy sencillo. Al inicio sentía como si fuera a aventarme de un edificio pero apenas lo hice, ya había pasado y estaba de pie. Sigo sin arrepentirme de nada.

Con el tiempo he visto que entre más segura estoy de lo que quiero y busco obtenerlo, las personas que menos esperaba se han vuelto más importantes y cercanas a mí, y las que creía que estarían por siempre se han ido alejando. En algunos casos ha sido difícil y en otros no tanto. Poco a poco empiezas a valorar tu tiempo, tus metas y buscas rodearte de las personas que las comparten y/o te motivan a alcanzarlas y hacer actividades que te acercan a lo que quieres.

Cumplir veinte es darte cuenta que no es mejor o peor que cuando cumpliste diecisiete, ocho o incluso diez. Es notar que en cada uno de esos cumpleaños estaba feliz, orgullosa y me sentía la mejor versión de mí. Jamás me sentí pequeña y espero jamás sentirme grande. Sólo quiero sentirme yo misma y estar contenta con los resultados.

Mi consejo: conócete, quiérete y acéptate en todos los sentidos. Sé tu mejor amigo y guía. Sobre todo ríe muchísimo, es lo que más vas a recordar.

Gracias por estar aquí. Los quiero, Mar

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