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Trilogía: El enmascarado de terciopelo

¡Primera caída!

Trilogía: El enmascarado de terciopelo

Autor: Diego Mejía Eguiluz | Amazon

Desde su debut, el Conde de Terciopelo se ha empeñado en demostrar que no hay luchador más rudo que él. El ring no es un lugar para débiles, el chiste es apabullar a todos para llegar al estrellato. Pero, la verdad, el Conde es de naturaleza sensible, y su carrera podría irse a pique por eso. Lo que pasa es que desde chiquito le enseñaron a aguantarse como los machos y cosas por el estilo.

Últimamente le afecta lo que la gente piense de él, su enemigo acérrimo le hace burla y, para colmo de males, la niña que entrena a su rival ha descubierto su punto débil y está maquinando un malévolo plan contra él.

Acompaña al Enmascarado de Terciopelo y sus amigos en su intento por no perder su encanto personal sin dejar de imponerse en las luchas.


Muerde el polvo

Trilogía: El enmascarado de terciopelo

Autor: Diego Mejía Eguiluz | Amazon

"Hey, deberías ver cómo quedó mi rival", dice el Conde de Terciopelo, quien se está tomando más en serio que nunca las luchas y se va de gira por todo el país. Los fans le aplauden a rabiar, pero él, que es un sentimental empedernido, extraña a su familia y a sus amigos.

Además, Vladimir -su entrenador, que está en quinto de primaria- se enamora de una niña que llega a su edificio, y tendrá que probar suerte con los consejos del Terciopelo y su mamá para saber cómo tratar a las mujeres. Mientras tanto, Karla hace un megacoraje cuando se entera de quién le gusta a Vladimir y decide vengarse, ñaca ñaca.


Máscara contra máscara

Trilogía: El enmascarado de terciopelo

Autor: Diego Mejía Eguiluz | Amazon

El conde de terciopelo había llegado casi casi a la cima de su carrera tras ganar el campeonato de peso wélter, pero el canijo Golden Fire lo retó a un combate máscara contra máscara en el clásico plan de "¿Qué, eres gallina?". El Conde cayó en la trampa y ¡aceptó el desafío!

No será fácil pues, en una jugada maestra, GOLDEN FIRE logró meterse prácticamente hasta la cocina de la casa del Conde, y ahora el Aterciopelado tendrá que enfrentar esos "pequeños" asuntos de familia. Aparte, Vladimir sigue en la baba y no se atreve a invitarle un helado a su vecina Leonor. La temible Karla, fúrica por no tener la atención del niño que le gusta, está decidida a sacar a esa escuincla mensa de la jugada.

Nada como un poco de poesía y música (desafinada) para relajar el alma sensible y mantener la concentración en este alocado mundo del pancracio, digo, las luchas.


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