Por ser hoy el Día internacional del libro infantil, quiero compartir con ustedes mi primer libro. Corría el año de 1999 cuando yo tenía 3 años. En el kinder al que yo asistía, cada año por motivo de esta fecha (creo, al menos que fuera por el día del niño) colocaban una mini feria del libro. Vendían varios libros, desde solamente con dibujos para los más pequeños, hasta con muchas hojas y pocos colores para los que ya sabían leer.

A mí no me importaba que hubiera libros para diferentes edades, géneros literarios, pastas duras o suaves, o si tenían dibujos o no. Yo llegué, miré todos los libros que había y escogí el de la portada más bonita, que según yo era este.

Ese día mis padres me habían dado dinero porque era miércoles de tiendita (las mamás de mis compañeros organizaban una tienda de dulces para enseñarnos cómo comprar y el valor de cada moneda), pero yo prefería gastar ese dinero en el libro.

Cuando regresé al salón de clase y le mostré mi libro a la maestra, ella lo guardó para que no se maltratara y dármelo a la salida. Y claro, a la salida cuando llegó mi mamá por mí, la maestra le dió el libro y le dijo que estaba muy orgullosa de mí por interesarme en la lectura. No puedo describirles la emoción de una madre con las primeras cosas que hace su hijo por si mismo, y este libro es un tesoro para ella (actualmente está guardado entre montones de fotografías, cartas navideñas y dibujos de "te quiero mamá").

Sé que esto es algo fuera de lo que hay en el blog, pero en verdad quería compartirlo con todos ustedes que entienden la importancia de los libros, en especial para una pequeña que cree que la imaginación y la fantasía lo es todo.